¿A quién le hablamos? ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo? ¿Se trata de una instancia informal o completamente formal? ¿Es un entorno científico o un marco más casual?
Algunas de esas preguntas son las que un traductor se formula cuando está inmerso en un proyecto.
Conocer el perfil de la audiencia y tener en claro el contexto, constituyen aspectos definitorios en este trabajo. Van a marcar el tono y la intención de la traducción.
No es otra cosa que humanizar la tarea y que el traspaso de un idioma a otro sea irreconocible. Traducir no es buscar equivalencias, sino adaptar, amoldar, acomodar.
Este ajuste pone de manifiesto lo más importante, quizás. ¿Y qué es eso? Que el traductor tendrá que modificar palabras y frases para que el resultado cause la misma sensación que la pieza original.
Y, claro está, no es algo que pueda hacer una máquina, aplicación o página web.
Ver más allá de las palabras
Si bien su popularidad ha crecido enormemente y sus cualidades técnicas mejoran día a día, Google Translate no reemplaza el toque humano de una traducción.
Puede traducir fragmentos o frases sencillas, pero no posee la capacidad de ver más allá de las palabras.
Lo sabemos, tiene una gran ventaja: es 100% gratuito, de fácil acceso y veloz. Sin embargo, no se lleva bien con estructuras complejas de gramática.
Lo que pretendemos decir, es que Google Translate puede brindar una ayuda alternativa, pero no es suficiente.
Sobre este tema, le invito a leer ¿Busca romper las barreras idiomáticas? Debe incluir este servicio
Esa adaptación que mencionamos antes, ese acto de “amoldar” un texto, documento, artículo o libro, requiere una habilidad especial.
Precisa la participación de un profesional que pueda comprender las sutilezas que el ojo no capta a simple vista.
Y, al mismo tiempo, que tenga bien en claro las enormes (y a veces graves) consecuencias que una frase o palabra no correctamente traducida puede provocar.
Usar con moderación
Hace unos años atrás, inspectores de la prisión de Lincoln (Reino Unido) denunciaron graves irregularidades en el libro de instrucciones entregado a los reclusos de origen ruso.
Entre todas las traducciones incorrectas que fueron reportadas, la más sobresaliente traducía “patio de ejercicios” como “patio de ejecuciones”.
Es obvio que un traductor profesional jamás hubiese incurrido en tal error.
La tecnología existe para asistirnos, no para que dependamos totalmente de ella.
Por tanto, no estamos diciendo que usted debe bloquear el acceso a Google Translate. Utilice sus virtudes con cuidado.
Es verdad, brinda rápida respuesta a dudas menores. No obstante, no reemplaza el trabajo mental y creativo de un experto.
Puede que sea una de sus mejores creaciones, pero ni siquiera la compañía Google utiliza la herramienta para traducir sus propios avisos o contenido específico en los idiomas en el que vende sus servicios.
La pregunta es: ¿está buscando conectar su establecimiento médico con el mundo? Ok, entonces ahórrese dolores de cabeza y malentendidos. Hágalo de la manera adecuada.
Una buena comunicación hace la diferencia.